Les ofrezco una disculpa por haber mantenido en el abandono este sitio; es mi intención a partir de ahora compartirles artículos e investigaciones de forma continua y ordenada.
Aprovecho la oprtunidad para invitar a los lectores del Valle de México a escuchar mis Comentarios que sobre Nutrición que se emiten en el Noticiero del Sr. Martín Espinoza; Reporte 98.5 los días martes y jueves entre las 9:30 y 10:00am en en el 98.5 de FM.
-Se han encontrado un par de constantes que inciden directamente en el fenómeno evolutivo; la alimentación y el clima. El modo de alimentación ha generado una carrera evolutiva constante entre las presas y los depredadores, generando una serie de defensas en los primeros, que a su vez producen una respuesta en los depredadores o su extinción.
El clima actúa de manera semejante, regulando las características de las cadenas alimentarias en cada ecosistema; las estaciones del año regulan los ciclos de producción de la alimentación básica, los vegetales. El sol ha sido y es el gran dios primigenio. Desde las culturas ancestrales, hasta los adelantos científicos de esta época coinciden en nombrar al sol como el origen y sustento de la vida.
En un análisis elemental, todos los organismos necesitamos comernos al sol para vivir. Esto es evidente en la misma base de la cadena alimentaria; son los organismos vegetales los que mediante un proceso conocido como fotosíntesis, transforman la energía solar en nutrientes, el resto de organismos al carecer de ésta capacidad, tomamos los nutrientes de origen solar de las plantas, convirtiéndose a su vez en presa para que otro tipo de animales se alimente de ellos, en busca de los nutrientes solares básicos.
Los alimentos verdes son los más bajos en calorías, bajos en azúcar, y son los alimentos más nutritivos que hay en el planeta. Las dos mejores fuentes de la clorofila son céspedes de trigo y céspedes de cebada. El césped es la planta que pisamos y cortamos. No es una coincidencia que los animales más fuertes tales como los gorilas, los elefantes y las vacas se alimentan de césped el nutriente principal de sus dietas.
Los mamíferos son los organismos más grandes y complejos que se han desarrollado en esta era, y el hombre como parte de este grupo de organismos biológicos ha heredado una serie de características que lo protegen de las amenazas de alimentación y clima. Los movimientos de rotación y de traslación de nuestro planeta dan lugar al día y la noche, y a las llamadas estaciones. Y aunque las fechas sean producto de alguna convención religiosa o política (recordemos que solamente para un 1/3 de la humanidad es ahora año nuevo) las estaciones nos hacen comprender al sol como el gran dios proveedor. Es precisamente en invierno (para el hemisferio norte) cuando en su órbita celestial, nuestro planeta se encuentra mas alejado del sol, a 151 200 000 Km. Este cambio en las condiciones climáticas produce una serie de reacciones en los mamíferos, los cuales durante el otoño se preparan para poder enfrentar estas adversidades; cambian o incrementan su ingesta nutrimental con el fin de almacenar energía en forma de grasa, y se preparan a disminuir su actividad física durante el periodo de mayor frío: los osos e incluso algunos roedores menores hibernan. Esto debido a la escasez de alimentos y en consecuencia al obligatorio ahorro de energía, ya que dependen casi exclusivamente de la grasa almacenada en su organismo para este propósito. En el hombre actual estos mecanismos siguen presentes, disfrazados de con convencionalismos sociales o religiosos. Es en esta época del año cuando la ingesta humana aumenta, almacenando una gran cantidad de calorías en forma de grasa, nos volvemos más somnolientos, disminuye nuestro gasto energético, pero no cancelamos o disminuimos la ingesta alimentaria.
Se ha descubierto que la presencia de grasa en el organismo afecta el humor y los sentimientos en los humanos. Quizá debido a que el organismo detecta que uno de los procesos de supervivencia, el alimento, esta perfectamente cubierto. Al producir el organismo este efecto de seguridad, permite el empleo del tiempo en otro tipo de preocupaciones o reflexiones, proceso perfectamente identificado por la filosofía popular en el dicho: “Barriga llena, corazón contento”
Entre este mecanismo natural y la herencia cultural acumulada por nuestra especie, donde destacan los grandes cataclismos debidos a fenómenos naturales como sequías, inundaciones, erupciones o a los producidos por el hombre como la guerra; que han traído en consecuencia periodos de escasez, hambrunas, e incluso gran mortandad; es que el hombre asocia la seguridad y las demostraciones de cariño con la comida. En el México reciente, la última época de limitaciones, escasez y mortalidad generalizada, se vivió en la Revolución. Nuestros abuelos enfrentaron crudamente ese fenómeno social, generando en el seno de nuestras familias la costumbre de cuidar celosamente la producción y consumo de los alimentos, evitando en todo lo posible el desperdicio o despilfarro de los mismos, al tiempo que en el inconciente colectivo mexicano quedaba inscrita la imagen de un humano obeso como signo de salud y símbolo de poder.
Han sido el tiempo y los adelantos científicos los que nos han llevado a cuestionar los dichos y costumbres ancestrales; ahora podríamos decir que “Barriga llena, corazón en peligro!”
Les deseo un 2007 lleno de salud y con el trabajo necesario para no alterala.
Mónica Núñez González.